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er_fito's Profile Page

diciembre 12, 2010

"S.O.S."

Mis dedos todavía tiemblan.
No se como describir la sensación en mi espalda.
Aún tengo la vista nublada.
Y mi concentración apenas alcanza para estas líneas.

El día comenzó mal.
Mejor dicho, fue extraño.
Probablemente sea sugestión, pero creo que algo de vida me faltaba.
Eso pensé desde el momento en que desperté.

Ya bajo el agua fría de la ducha las cosas comenzaron a pasar.
Mi pelo, sin razón alguna parecía desprenderse de mi cabeza.
Sólo es estrés, pensé en ese momento.
Aún cuando sentía que no era así.

Durante el día.
Debí notarlo antes.
Creo haber visto menos gente en las calles.
No era normal, pero nada extraordinario.

Durante el almuerzo el panorama empeoró considerablemente.
Sin sentir dolor alguno uno de mis dientes se desprendió sin más.
Por poco y me lo trago.
La sangre en el plato fue una advertencia efectiva.

En cuanto pude corrí a la clínica.
Como de costumbre estaba colmada de gente.
Necesitaba saber que estaba pasando, así que fui a todos los dentistas que encontré en las páginas amarillas.
Extrañamente todas las consultas estaban llenas a más no poder.
Hospitales, e incluso policlínicos acumulaban personas en sus salas de espera.

No podía entender como no informaban nada de esto en las noticias.
Al contrario, reportajes sobre pan, flores y velas llenaban los noticieros como si nada hubiese que comunicar.
Mi cabello seguía disminuyendo en mi cabeza a un punto alarmante.
Aún veo rastros de él a estas alturas, claro que sobre mi teclado.
Así como algo de sangre que brota desde mi labio.

Llamé a mis padres.
No contestaban en casa ni tampoco a sus teléfonos celulares.
Las cosas se tornaban color de hormiga en este punto.
Traté de ubicar a mis familiares y amigos.
La mayoría no respondía.
Aquellos que lo hacían solo hablaban incoherencias.
A los más cercanos los visité.
El resultado fue el mismo.
Sólo hablaban de lo lindo que estaba el día, sus planes para las vacaciones, su nuevo videojuego.
Nadie parecía oir lo que trataba de decirles.
Aunque un par de ellos si dijo algo que tenía sentido.
Estaba pálido, mas delgado, y emanaba de mi un olor extraño.
No podrías decir si era agradable o desagradable, solo "diferente".
Por supuesto lo mismo les estaba sucediendo a ellos.

Estaba desesperado.
Realmente necesitaba ayuda.
Fui a la policía.
Tenían muchos casos como el mío.
Pero parecían no darle importancia.
Es más, parecía que todos sus efectivos estuvieran ahí.
Ninguno hacía mas que reir o llorar con sus compañeros.
Ignorando a los civiles que buscabamos su ayuda.

Decidí volver a mi casa.
Las calles estaban silenciosas y practicamente vacías.
Cuando llegué allí casi no tenía cabello.
Conservaba la mayor parte de mi dentadura, sólo que en mi bolsillo derecho.
Sentía muchísimo calor.
Me quité toda la ropa.
Noté algo extraño en mi cuerpo (además de la repentina delgadez y palidez).
Pequeñas marcas en mi estómago.
Parecían mordidas de insecto o algo así.

Descontrolado busqué al culpable en los rincones de mi habitación.
Fue cuando ví aquel "nido" repugnante.
Una pequeña colonia de lo que parecían ser arañas llenaban uno de los cajones de mi closet.
La aracnofobia que sufro desde niño no fue un gran aliado en ese momento.
Comencé a temblar y a sentir sus asquerosas patas recorriendo mi cuerpo.
Mi respiración se aceleró y mis manos comenzaron a sudar.
Casi pierdo el sentido, pero en ese momento algo dentro de mi despertó.
Tomé un bate de aluminio que tenía guardado en uno de los cajones superiores y comencé a golpear todo lo que se moviera.
Destruí el closet, junto con aquellas sabandijas en menos tiempo de lo que ellas pudieran darse cuenta y reaccionar.

Vomitando luego en el baño no podía creer lo que había sido capaz de hacer.
Con suerte pude caminar hasta aquí sin desmayarme.
Escribo esto con el fin de que alguien lo lea y sepa que fue lo que le pasó a la gente en esta ciudad.
Aún hay restos de esas "arañas" en mi closet y el bate.
Como dije en un principio aún siento nauseas y mi estómago me duele demasiado.
No se cuánto más pueda escribir.

Esas mordidas en mi vientre parecen inflamadas.
Necesito un doctor, pero no puedo mover mis piernas y alcanzar el teléfono.
Si alguien lee esto por favor traigan ayuda.
No es una de esas molestas cadenas ni bromas que circulan por la red.

Maldición una de esas arañas seguía viva.
Caminaba por mi pecho cuando la encontré y la arrojé lejos.
Por favor si alguien ve esto busque ayuda.

Dios mio.
Están dentro de mi.
Acabo de ver como una de ellas salió a través de mi piel.
Están en mi estómago.
No puedo más.
Siento que me desmayaré.
Ayuda por favor!

Es el fin.
He decidido quitarme la vida.
El dolor es insoportable.
Creo que me comen desde adentro.
No vengan aquí.
Salven sus vidas.
Esto es lo último que hago antes de entregar la mía.

Espero estar haciendo lo correcto.
Si alguien se patkejepcp´fdfd
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agosto 06, 2010

"Despedida"


Sus manos temblaban.
Mordía su labio inferior sin darse cuenta.
No podía lograr que su cuerpo estuviera quieto.
Sonreía insistentemente.

Por fin la vió aparecer tras la puerta.
Un vestido rojo que sabía lo cautivaba.
Uñas y labios pintados.
Sin mencionar la sombra en sus ojos.

De su mano traía aquella figura.
Mediana estatura, nada especial.
Tras ella unos centímetros.
Mostrando su devoción.

Llegó frente a él.
Ambos lo saludaron.
Los tres sonriendo sin simular.
Observando y midiéndose.

Lo demás fue más sencillo.
Ella prácticamente no le hablaba desde hacía tiempo.
La conversación fue con su acompañante.
Resultó fluida y gratificante.

Al escuchar su risa algo lo perturbó.
Aquel tipo era muy familiar.
Se concentró y le prestó mayor atención.
Un golpe al corazón lo desconcertó.

De pronto vio todo con claridad.
Aquel acompañante.
No era una persona.
No era nada más que una sombra difusa.
Una nube transparente.
Formada de recuerdos.
Hecha de retazos.
Era él.

Su risa.
Sus ojos.
Sus gestos.
Sus historias.
Su personalidad.
Era un cuadro hecho de sus mejores momentos.

Ella simplemente se mantenía como una espectadora.
Viendo su reacción.
Saboreando cada dejo de desconcierto en su rostro.
Cada mirada atónita.
Su interlocutor parecía no darse cuenta de lo que sucedía.
Si era como él seguramente era eso lo que pasaba.

Interrumpió su anécdota.
No pudo más.
Le preguntó a ella.
"¿Quién es? ¿Soy yo?"
Ella lo miró con satisfacción.
Y algo de rencor.

"Por supuesto que no eres tú.
Es lo mejor de tí.
Tu pasado".

El se quedó callado.
Miró a su clon detenidamente.
Sonrió nuevamente como si nada.
Pudo ver la diferencia.

Le dirigió finalmente la última palabra que le diría a ella hasta el fin de sus días.
"Adiós".

Miró como se alejaba lentamente.
Lágrimas bajaron por sus mejillas atravesando su sonrisa.
Supo que jamás la volvería a ver.
También supo que jamás volvería a ver a esa otra figura.
Su pasado.
Lamentó no tener lo que el tenía.
Aquella pequeña gran diferencia que encontró en sus ojos.

Alegría e inocencia.

julio 03, 2010

"Nostalgia"



Una tarde tranquila pensé.
El sol continuaba su camino hacia las montañas mientras lo observaba.
El frío de la brisa invernal cortaba mis mejillas.

Hace casi diez años que no visitaba este lugar.
Recordé mis juegos infantiles en los rincones de aquella casa.
Sonreí feliz.

Caminando entre el polvo y las telarañas.
Con un paso relajado.
Analizando cada esquina y cada cuadro que veía.
Hasta encontrarme con mi viejo balón de fútbol.

Lo tomé.
Comencé a jugar con el.
Una idea se cruzó por mi mente.
Ya estaba ahí de todos modos.

Quince minutos mas tarde ya había cambiado mi ropa y mis zapatillas.
Tomé el balón y caminé hacia la vieja cancha.
Estaba cerca de ahí y conocía una entrada.
Solo esperaba que no la hubiesen cerrado.

Al llegar mi sonrisa desapareció de pronto.
No era necesaria la entrada.
La reja que protegía la cancha practicamente no existía.
Trozos de alambre destrozado ocupaban su lugar.

Por un momento me mantuve quieto.
El balón rodó de mis manos al suelo.
Fue ahí cuando desperté de mi estado.
En una de las orillas aún quedaba parte de la cerca.

Miré alrededor.
Los arcos ya no estaban, no había rastro de ellos.
Trozos de vidrio se podían ver por todos lados.
Sentí pena.

Sin pensarlo pateé el balón.
Rebotó en uno de los paneles de la reja que aún se mantenían en pie.
Volví a patearlo.
Lo hice una tercera vez con mis ojos cerrados.

Por momentos pude verme ahí nuevamente.
Entre mis amigos de infancia.
Corriendo tras la pelota.
Celebrando un gol como si fuera una gran final.

Luego de correr un rato y patear el balón lo suficiente, tomé un respiro.
Me senté en una roca que allí había.
Fue ahí cuando me di cuenta de que era parte de un nuevo "arco".
Al parecer los niños no han dado por perdido el lugar.

Detrás de la cancha aún estaba aquella pequeña colina.
Decidí ver si había cambiado mucho.
Tomé el balón y caminé en su dirección.
Recuerdo que desde ahí podía ver mi casa y muy lejos en todas las direcciones.

Cuando llegué a la cima observé silencioso.
Hacia el norte la ciudad se alzaba.
Además de los nuevos edificios realmente no había cambiado mucho.
Por el este un árido terreno que solía ser un campo de manzanas se mostraba triste.
El oeste conservaba las montañas, pero esta vez cubiertas de casas mas allá de sus antiguas y verdes faldas.

Hacia el sur, mi vieja casa aún podía verse.
Mas allá el río aún corría.
Tras líneas de automóviles paseando por las nuevas carreteras.
El antiguo puente se veía solitario y abandonado, observando con envidia a aquel nuevo pasaje que habían construido para atravesar su caudal.

La nostalgia me envolvió por instantes.
Cerré mis ojos para dejar salir una pequeña y salada gota de uno de ellos.
Fue ahí cuando pude verlo.

Los autos desaparecieron.
Pude ver claramente el río con toda su fuerza.
Un sol brillante cubría el campo de manzanas a mi izquierda.
Pude ver a mis amigos corriendo en él, cada uno con manzanas entre sus brazos.
Mis oidos se contagiaron de aquella magia y pude escuchar sus risas.
Sus voces llamandome a acompañarlos.
Mi alegría se mezcló con otro par de gotas en mis mejillas.
El aire frío había desaparecido.
La euforia dentro de mi era incontenible.

Mis piernas y brazos temblaron.
Levemente quise correr hacia ellos.

El balón rodó de mis brazos al suelo.
Repentinamente abrí mis ojos.

Había vuelto a la realidad.
Las manzanas, las risas, desaparecieron también.
Mi propia risa, mi euforia, sin embargo, no lo hicieron.

Me di cuenta en ese lugar.
Que puedo volver a verlos.
Que puedo visitar cada uno de mis recuerdos.
Revivirlos.

Tan solo cerrando mis ojos.
Y deseándolo con el corazón.

junio 29, 2010

"Musa"


La brisa llevó su nombre hacia el.
Hace días que trataba de escribir algo.
Y aquella tarde en el café, sumido en sus pensamientos.
Esa brisa lo interrumpió con una simple y dulce palabra.

Su mundo se detuvo por un instante.
Su corazón latió rapidamente.
Su imaginación renació en ese instante.
Un torrente de frases en su cabeza parecieron conectarse sutilmente.

Sin retener en su mente nada de lo que pensó en ese momento.
Volvió su mirada a la mesa de la izquierda.
Allí estaba.
Lo supo sin pensarlo siquiera.

Su cuerpo lo sintió.
Conectó aquellas tres partes que formaban su musa.
Su voz, risa, el misterio que ella ocultaba, eran la primera.
Su nombre, tan sencillo, pero a la vez tan hermoso y decidor, correspondían a la segunda.
Y su figura y belleza eran por supuesto la tercera.

Entre todas aquellas chicas supo de inmediato cual era.
Se puso nervioso.
Sus manos sudaban fríamente.
Sus pies se rehusaban a moverse de ahí.
Pero debía hacerlo.
Debía acercarse a ella y no dejarla ir.

Pensó largos minutos que diría.
Cómo haría para llamar su atención.
Su garganta se secaba con los nervios.
Finalmente logró levantarse de la silla.

Caminó timidamente hacia ella.
Se acercó a su mesa.
La miró fijamente a los ojos.
Mientras las otras dos chicas lo observaban curiosas.

Cuando pudo pronunciar la primera palabra ocurrió algo inesperado.
Lo primero que dijo mirando timidamente a la belleza frente a él, fue su nombre.

Al cual respondió la chica a la izquierda.
La miró desorientado, y fue cuando la escuchó.

Aquella hermosa y jovial risa venía de la chica a la derecha.

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junio 24, 2010

"Esperanza y Olvido"


Esa noche Esperanza lo miró profundamente.
Su caminar tranquilo y entristecido con los años.
La comunicación entre ellos había desaparecido poco a poco.

Olvido, distraido en sus propios pensamientos no advertía su mirada.
El día, como de costumbre, había sido muy pesado.
Aquellas tardes de invierno solían ser las peores.

Esperanza por su parte añoraba la primavera.
Sus personalidades eran bastante diferentes -pensó mientras lo observaba-.
Era extraño que estuvieran juntos tanto tiempo.

En un rincón de la habitación, Olvido entraba a su cama sin más.
Agotado, sólo pensaba en dormir.
Incluso aquellas tardes de primavera en que su trabajo era mínimo, su alma parecía no descansar.

Ella sonrió sin darse cuenta viéndolo cerrar sus ojos.
Se levantó suavemente y se sentó a su lado.
Acarició sus mejillas y sintió su respiración mientras conciliaba el sueño.

Él, sumido en un vórtice de pensamientos inconexos perdió el sentido poco a poco.
Su respiración se calmó.
Su ceño ya no estaba fruncido.

Incontables eras habían pasado desde que se conocieron.
Él, despreciando su trabajo eternamente.
Rodeado de miles de almas día a día.
Más en los meses y épocas grises del año y de la historia.
Élla, jovial y alegre.
Alentando a cada uno de los que se le acercaban.
Regalando una sonrisa a quien quisiera compartirla.

Sin quererlo ni pensarlo se encontraron.
Algo inusual sucedió en ese momento.
Una sonrisa asomó en los labios de el.
Una gota de nostalgia en los ojos de ella.
Sin siquiera hablarse tomaron sus manos.

Caminaron juntos por primera vez.
El Olvido tuvo Esperanza.
Y la Ezperanza Olvido.

Si buscas algo lo encontrarás.
Si dejas de buscarlo te encontrará a ti.

junio 14, 2010

"Regreso?"


Despierto desorientado.
La ciudad me recibe nuevamente tras largos años de ausencia.
Pequeñas gotas anuncian el inminente llanto de las nubes.
La persona a mi lado no sabe cuanto añoraba este momento.

Es verdad.
Probablemente nadie en este bus lo sabe.

Al bajar, recorro las calles con la ansiedad de un niño en navidad.
La lluvia un poco mas densa cubre mis huellas.
El lugar ha cambiado bastante.
Sin embargo, sigue existiendo sin ser tocado por el tiempo.

Recuerdo aquellas caminatas nocturnas.
El saludo afectuoso de la gente que me veía pasar al menos una vez por semana.
Al recordarlo miro a mi alrededor.
Miro a los ojos de quienes me cruzo en el camino.
Buscando un saludo.
Una señora de avanzada edad lo hace con una agradable sonrisa.

Le respondo de buena gana.

Me doy cuenta.
No es un saludo lo que busco.
Su amabilidad es reconfortante.
Pero lo que busco va mas allá.
Reconocimiento.
Espero encontrar a alguien que...
Sepa quien soy.

Mis manos nerviosas buscan consuelo.
formando puños en mis bolsillos.
No tienen nada que sostener.

Mis labios secos se humedecen gracias a la lluvia.
Forman un arco inverso dibujando una tenue sonrisa.

Cuanto he caminado?
No lo se.
Realmente no importa.
La lluvia crece en intensidad.

Mis pensamientos se mezclan con mis sueños.
Mis ilusiones arrasan con la realidad.
Realmente no se que hago acá.
Es este mi origen?

Los sueños frente a mis ojos.
Parecían mucho mas reales entonces.
Nublados por lágrimas.
Su nitidez no parecía distorsionarse.

Es este su verdadero significado?
Realzar una realidad inventada.
Un cuento lúcido.
Una verdad ajustada.

Pensar en ello no tiene un sentido.
El tiempo ha sido bastante.
Lo que pudo haber o no existido.
Ya no recae en pruebas que pueda tener.
Es solo lo que mi corazón desee creer.

El viento se une a la lluvia en su aventura.
Ambos me acompañan jugueteando alrededor.
Juntos ayudan a sentirme parte del lugar.
Traen recuerdos posiblemente inexistentes a mi cabeza.
Sin embargo cálidos y cuasi tangibles.

El circulo en el que camino hace horas (o tal vez minutos, quizás días, quien sabe) parece encogerse.
Pronto llegaré al final de mi travesía.
A lo lejos las luces del bus me miran.
Esperan mi respuesta.

Mi cuerpo mojado y cansado camina hacia él.
La lluvia ruge con furia ante mis pasos.
Me subo lentamente.
Sentado ya, me quito el abrigo.

Mi cabeza apoyada en la ventana observa por última vez el espectáculo.
Las gotas que me recibieron ahora me despiden.

Continúo mi camino.

La encontraré en la siguiente parada?

Estarán ahí mis respuestas?

Será ahí donde pertenezco?

Espero algún día llegar a destino.

Saber por fin.

Quien soy.

mayo 16, 2010

"Corazón"

Lo das por sentado.
Estás seguro de que por el hecho de tenerlo al nacer será tuyo el resto de tu vida.
Pero un día descubres sorprendido que ya no te pertenece.
Que ya no está contigo por razones muy distintas.
Pero la principal es porque tu lo alejaste.
Y ahora tiene la forma de la persona que te permitió conocerlo realmente.

Camina triste porque lo lastimaste.
Llora por ti cuando deberías ser tu quien llora por haberlo perdido.
Te sientes vacío y con rabia.
Pena por no ser capaz de hacer nada por recuperarlo.

En el fondo sabes que está mucho mejor sin tí.
Que solo le darás amargura a sus días.
Rodeandolo de preocupaciones.
Dándole eterna inseguridad.

Estás triste.
Pero las lágrimas son esquivas a tu mirada.
Mereces quedarte solo.
Es lo mas noble que puedes hacer por él.

Algún día esperas despertar.
Ver la luz.
Ser capaz de buscarlo nuevamente.
Traerlo de vuelta y no perderlo jamás.

El amor es algo muy sucio en el fondo.
Juega contigo sin que lo notes.
Te hace cambiar a niveles inimaginables.
Te hace replantear tu vida.

Si no hubieras amado no lo habrías perdido.
Si no hubieras amado no sabrías que existe.
Te arrepientes?
Sólo tu puedes saberlo.
Aunque a veces ni siquiera eso.

mayo 05, 2010

"La desesperanza es lo último que se pierde"


Asustado.
Con el corazón latiendo a una velocidad inhumana.
Su boca seca.
Sus fosas nasales obstruidas dificultandole aún mas la respiración.
Corriendo a una gran velocidad.
Sintiendo cómo su hueso astillado rompía aún más su piel.

La lluvia que caía estrepitósamente solo causaba más problemas.
Su vista no llegaba más allá de unos metros.
Hasta que ocurrió lo más lógico.
Tropezó en aquellas escaleras que servían de entrada al metro.

El aullido de dolor los traería hacia el.
No podía moverse.
Ahora con la pierna rota además de su brazo aquello se había convertido en un lujo.

Perfecto para el comienzo de una película de terror de segunda -pensó-.
Sólo que esto había comenzado hace semanas.
Y no tenía nada que ver con ciencia ficción, monstruos ni zombies.

Una carcajada asomó desde lo más profundo de su alma.
El llanto a estas alturas no servía de nada.
Se acomodó como pudo en aquella roída escalera cubierta de sangre seca y excremento.
Miró al cielo.
Abrió su boca buscando unas gotas que lo refrescaran.
Si iba a morir no lo haría sediento al menos.

Lo que más lamentaba era la ironía de todo eso.
Siendo ateo toda su vida se sintió pleno.
Ahora que la ciencia había probado la inexistencia de un "Dios" se había probado a si mismo tener la razón una vez más.
"Como siempre".
Sin embargo le hubiese gustado creer aquellos cuentos de una nueva vida.
Sobre todo con el final que esta tendría de seguro.

Luego de un rato sus extremidades perdieron sensibilidad.
La droga hacía efecto al menos.
Quizás tendría suerte y moriría desangrado.
Ni siquiera algo cerca había para terminar con su agonía por si mismo.
Esos hijos de puta estaban por todos lados.

El silencio y la oscuridad reinantes eran en cierto modo placenteros.
De un segundo a otro alguien los rompió.
Gritos de una mujer que corría como él minutos atrás.
O quizás horas.
Quien sabe.

La alcanzaron metros antes de que pasara por ahí.
Las risas y cantos de esos desgraciados mientras la violaban sólo hacían que su rabia creciera.
Su llanto cesó de pronto.
Se llevaron sus restos.
No quería saber para qué.
Sin embargo se había enterado de todo en las noticias cuando esto era solo un rumor.

Sintió pasos sigilosos sobre él.
El olor ahí era asqueroso.
No aguantó más.

Gritó con todas las fuerzas que le restaban.
Moriría de todas formas.
Los insultos que lanzó eran irreproducibles.
Todo lo que pudo decir a ese personaje tras la cortina de agua lo dijo.
Sintió como se alejaba.
Sus lágrimas escaparon.
No podía creer su mala suerte.
Aún la muerte lo despreciaba.

En un instante la tristeza desapareció.
Una sonrisa se dibujó en su rostro.
Bajó la vista.
Un trozo de fierro y una mano atravesaban su pecho desde su espalda.
La sangre tibia inundó su ropa.

Por un momento olvidó donde se encontraba.
Tras de sí tenía una reja metalica.
Que servía de entrada y salida a una red de túneles que cubrían toda la ciudad.
Sus labios se deformaron para decir su última palabra en un suspiro.

"Gracias".