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er_fito's Profile Page

noviembre 04, 2009

"Un día cualquiera"


Un profesor hablando de fondo.
Sólo 7 u 8 alumnos en la sala.
5 de ellos preocupados de lo que harán después.
El resto dormitando.
Son las 9:30 AM de un día miércoles cualquiera.

Por mi parte estoy en un pequeño cubículo de vidrio en el fondo de la sala, en mi papel de "ayudante", que realmente significa "abrir la sala y bajar el telón del data show".
Estoy igual de aburrido que ellos.
Juego con un lapiz tratando de equilibrarlo en su punta.
De vez en cuando miro por si aparece alguien nuevo en la escalera que da hacia abajo.

Una paloma cruza volando dentro de la sala.
Maldición, volvieron a entrar.
Me haré el desentendido y dejaré que alguien más se ocupe de ella.

Por fin el lápiz logra mantener el equilibrio.
Que triste.
Mi meta personal para hoy en la mañana ya está cumplida.
Y aún me queda una hora y media aquí.

Trato de autosabotearme golpeando la mesa.
No quiero tener tiempo libre y ocuparlo en trabajar.
Tengo que seguir de ocioso.

Espero que el lápiz caiga y seguir con mi proyecto.

Pero que?---
El lápiz desaparece, no está sobre la mesa.
Busco debajo de ella, en el piso y nada.

Me recuesto en la silla y es ahí donde lo veo.
Allá arriba en el techo.
Cómo llegó ahí?
O mas curioso aún.
Cómo se se sostiene invertido en el techo?

Le lanzo un borrador para hacerlo caer.
Sorpresa!
El borrador se queda pegado junto a él.

Me subo a la mesa para quitarlo con la mano.
No llego.
Comienzo a saltar para alcanzarlo.
No hay caso.

Lo intento con mas fuerza.
Resbalo por el movimiento y caigo.
El golpe es duro pero estoy bien.
O no?

Miro hacia el lado y ahí está el lápiz.
Miro arriba y está la mesa, la silla, el piso!!!

Me caí hacia el techo?
Por Dios, debo haber estado muy aburrido y me quedé dormido.
Afuera el profesor sigue hablando y nadie se percata de mi situación.

Comienzo a desesperarme.
Las cosas allá arriba empiezan a temblar.
De pronto la mesa se desploma sobre mi.
Alcanzo a esquivarla.
Lo mismo ocurre con la silla y el resto de las cosas.

Busco la puerta para salir de allí.
El picaporte está demasiado alto.

Maldición, el piso comienza a romperse y a caer lentamente encima mío.
Debo salir de aquí.

De pronto la puerta se abre.
No veo a nadie a través del vidrio.
Aún así voy hacia ella.

Miro por el lado y efectivamente hay alguien.
Está de cabeza (o no?).
Su ropa me parece conocida.

Esa cara.

Soy yo?!...


continuará?...
si vale la pena quizás lo haga....

octubre 26, 2009

"Espera"

Lo siento llamándome a la distancia.
Llora por mi cada día que pasa.
Me necesita, lo se.

Nadie me quiere cerca, nadie me busca.
Nadie quiere que esté con él.
Me desprecian.
Tratan de alejarme si llego a pensar en estar cerca suyo.

Pero el me desea.
Lo se.
Me quiere pronto a su lado.

Se que tarde o temprano estaremos juntos.
Solo necesito que me quiera con un poco más de fuerza.
Que me busque donde aún no lo ha hecho.
Que deje de ser un cobarde y se atreva a venir por mi.

Yo no puedo hacer más que quererlo junto a mi.
No puedo hacer otra cosa que recibirlo cuando me encuentre.
Extenderé mis brazos para no dejarlo caer.

Lo besaré mientras cierre sus ojos y logre descansar al fin.

Porque aunque me llamen Muerte, muchos me reconocen como el Descanso Eterno.

septiembre 21, 2009

"Asesino"


Duele.
Duele indescriptiblemente.

El estar ligado a sus víctimas lo hace un asesino implacable.
Eficaz, certero, cuidadoso.
Todo eso sumado a su inteligencia no dejan una sombra de duda sobre los resultados esperados.

Aún así, es debido a aquella habilidad.
Duele.

Es imposible evitar el dolor, la ansiedad que todo eso provoca en él.
Muchas veces ha dudado, pero en el fondo sabe que el resultado será el mismo.

Nació para sembrar sufrimiento.
Para terminar con la vida, sueños y esperanzas del resto.

Sus manos estarán manchadas de sangre hasta que su existencia se termine.
Sus lágrimas representan el dolor de las heridas que el mismo infringe en otros.

No tiene corazón.
Reemplaza aquel trozo de roca que ocupa su lugar con el corazón de sus presas.

No ama.
No odia.
No siente.
Es un monstruo.
Parece no importarle.

Sus ojos carecen de brillo.
Sus facciones son duras.
Su cara es inexpresiva.

No tiene amigos, familia, ni historia.
Excepto cuando está de cacería.
Debe mimetizarse con su entorno.
Ganar confianza.
Cariño.
Amor.

Luego el golpe final es mas duro.
No le satisface.
No lo disfruta.

Es un verdadero desalmado.
Todo lo que hace tiene un fin.
Lastimar.
Herir.
Matar.

Ni el mismo sabe el porqué de su existencia.
No sabe por que hace lo que hace.
No sabe por que no puede dejar de hacerlo.

Espera paciente el día de su muerte.
Tomando como suyo el dolor de aquellos a quienes ha dañado.
Sufriendo un poco como medio de pago.

Maldito.

agosto 30, 2009

"Sacrificio"


Sintió aquella punzada en su costado nuevamente.
Esta vez el dolor fue tanto que cayó inevitablemente sobre las palmas de sus manos.
Aún en el suelo temblaba.
Aunque no por dolor, sino por la angustia que le producía.
Saber lo que estaba pasando.

Aquel músculo central se volvía de piedra.
Cada segundo que pasaba la coraza cubría una parte más.
Sentía aquellos efectos.
Claro que irónicamente el efecto era dejar de sentir.

Se levantó y siguió con su día.
Con su semana.
Con su vida.

Las cosas cambiaban lentamente.
Su idioma mutaba en una lengua que sólo aquella bestia comprendía.
Se apoderaba de él.

Hablaba con la gente como de costumbre.
Sólo que sus palabras penetraban más allá.
Sigilosamente era capaz de convencer a cualquiera de lo que quisiera.

Se las arreglaba para manipular cuanto ser se acercara a él.
No necesitaba mentir.
Esa maldita bestia tomaba todas sus virtudes y las usaba para su beneficio.

Era tenebroso ver como la frase "sé tu mismo" era manoseada inescrupulosamente.
Nunca había querido con tantas ganas ser otra persona.
Y lo más triste de todo es que se hubiese conformado con cualquiera que no fuese él.

Buscó alejarse de todos.
Pero aquella aberración se lo impedía.
Estaba ansiosa por tenerlo todo.

Su corazón casi no se movía.
Los latidos ya no se escuchaban.
Estaba cubierto casi por completo.

Comenzaba a disfrutar los beneficios que esto le traía.
La bestia, después de todo, vivía en su cuerpo.
Por ende si ella lo tenía todo, él lo tenía todo.

Casi no le importaba el daño que hacía.
Pero ese pequeño trozo de alma que aún vivía se defendía con todo lo que podía.
Todo lo que alguna vez fue.
Todas aquellas virtudes prostituidas concentradas en un solo punto.

Una noche cuando la bestia dormía decidió que era el momento de atacar.
De detenerla de una vez por todas y para siempre.

El sacrificio salvaría a muchos.

Tomó un chuchillo afilado y muy fino.
Sabía lo que tenía que hacer.

Lo enterró justo en aquel pequeño orificio en la coraza.
Aquel que su alma defendió hasta el último momento.
Terminando con una vida que algún día pensó sería próspera.
Pero que finalmente supo tendría un negro porvenir.

Yo?

Yo logré escapar obviamente.

Soy inmortal.

Estoy a un paso de cada uno de ustedes.
Les cuento esto como una anécdota más dentro de miles que tengo.

Aún sabiendo de mi existencia no pueden defenderse.

Si no poseo sus corazones.
Tendré el de alguien a su lado.
Y serán mios de todos modos.

Hasta entonces.

julio 14, 2009

"Viaje al pasado"


En aquel sueño,
ese hombre parecía caerse a pedazos.
No, en realidad parecia deshacerse.
Perdía su forma con cada paso que daba,
no obstante seguía su camino.
Estiraba sus manos tratando de alcanzar algo.
Cada vez se veía más pequeño,
le faltaba el aire.

Ahora ya era un niño.

De pronto recogió sus manos extendidas.
Su cara ya no estaba deforme,
asimismo su cuerpo fue tomando figura.
Una sonrisa apareció en su rostro.
Se detuvo.

Lagrimas limpiaron los restos de aquel hombre que lo cubría,
el paisaje a su alrededor pareció mostrarse por primera vez.
Sus ojos veían todo claro.
Después de mucho tiempo.

No,
"antes".

Ahora sus manos tocaban todo lo que estaba a su alcance.
Ya no le preocupaba alcanzar nada.

Se sentía "feliz".
Aún cuando a estas alturas no había conocido la felicidad.

Se sentó.
Respiró profundo.
Corrió saltando alegremente.
Pero lo hizo en circulos, sin un objetivo final.

Cada vez me sentía mas parte de ese niño.
Pensé en mis preocupaciones.
El niño solo frunció el ceño.
No conocía aquella palabra.

Lo comencé a disfrutar.
Corría aún, sin cansarme nunca.

El sol tocaba mi cara,
El viento la golpeaba suavemente.
Mi risa no pudo contenerse.
Estalló a carcajadas.

"Soy libre", pensé.
Sin recordar que no existe tal cosa llamada libertad,
al menos fuera de los sueños.

De pronto sentí miedo.
Algo me acechaba.
Sentí como era observado,
como aquella "libertad" se iba de mis manos.

Las miré.
Con horror vi que empezaban a crecer,
así como el resto de mi cuerpo.

Lloré,
recordé muchas cosas.
Comencé a detenerme,
mi paso se redujo al de una lastimera caminata.
Mis manos buscaron aquello nuevamente.

Mi cuerpo volvía a ser el de un adulto.
Mi corazón dejaba a ese niño en el refugio de siempre.
Su sonrisa fue arrebatada y reemplazada,
por una falsa.

Las lágrimas se secaron dejando zurcos en mi rostro.
El viento me lastimaba.
El sol fue cubierto por nubes.

El paisaje desapareció.
El suelo se tragó el cesped.
Me mostró esa horrible visión.

Caminaba sobre cuerpos,
desnudos, ensangrentados y sufriendo.
Estaban vivos.
Eran todos aquellos a quienes he pasado por encima,
a quienes he lastimado en busca de mi propia "felicidad".

Quiero despertar.
Ya no me gusta este sueño.

Es esto lo que se siente?
Un viaje al pasado?

marzo 05, 2009

"Supervivencia"


Su puño estalló en el pavimento desgastado por los años y cubierto de polvo como lo haría una manzana al arrojarla contra un muro.
Estaba harto de esas malditas aves carroñeras.
No tendrían el placer de comer de sus ojos.
No señor, antes que eso prefería prenderse fuego el mismo.

Aunque pensandolo bien, el tratar de golpear una de ellas no había sido ni remotamente una buena idea.
Uno de sus nudillos tenía un aspecto bastante desagradable.
Estaba inflamado, y rapidamente había tomado un tono púrpura-amarillo-verdoso.
Sin contar la sangre que manaba del nudillo contiguo.

Se limpió descuidadamente pasando la mano por su raída camisa a cuadros.
Hace días que no se cambiaba de ropa, lo recordó de repente.
El olor ácido que lo cubría era repugnante.
Daría lo que fuera por una ducha y algo de desodorante.

Se puso de pie.
Su pierna izquierda temblaba a causa de la herida, pero ya estaba mejor, pensó que podría volver a correr sin mucha dificultad.

El sol era implacable.
Ninguna nube se atrevía a sentir piedad por el.
Sentía como el sudor cubría cada centímetro de su piel.
Sus labios resecos.
Por Dios! Hasta su cabeza no dejaba de tener comezón a causa de aquel polvo que lo cubría todo.

Era en aquellos momentos cuando pensaba si valía la pena.
Si era necesario seguir corriendo.
Huyendo.
Peleando.
No lo sabía.
Pero no dejaría que esos malditos lo tuvieran a su merced.
No, los haría esforzarse por intentarlo.
Pero no dejaría que lo lograran.

Comenzó con la derecha.
Luego la izquierda.
Paso a paso.
Por suerte no habían obstáculos.
La ciudad a estas alturas era un desierto.
Ya no quedaban casas ni edificios en pie.
Árboles mucho menos.
Vida?
Sólo esas malditas aves.
Y ELLOS.
Sólo faltaba que atravesara rodando una de aquellas cosas que ves en peliculas del Viejo Oeste.
Eso lo habría hecho reir sin duda.

La sangre manaba ya de varias partes de su cuerpo.
Sería un blanco fácil.
Pero su instinto le impedía rendirse.

Que tenía a su favor?
La verdad nada.
Lo unico que podría salvarlo era su ferviente deseo por vivir.
Para que?
Para enrostrárselo a esos hijos de puta.
Sólo para eso.

Una leve risa a su espalda lo hizo congelar sus pensamientos.
Aquella fría gota nació en su nuca, buscó un camino y lo encontró deslizándose a través de su espina.
Tuvo miedo por unos instantes.
Luego, al segundo siguiente, supo que este era el momento.
Giró sobre si mismo.
Aquella risa dejó de oirse.
Ahora era el quien burlonamente esbozaba una sonrisa.

Estaba de pie frente a ELLOS.
Su mirada no mostraba miedo.

Mostraba locura.

Mostraba odio.

Pero lo que más se leía era aquel deseo incontenible.

Supervivencia.


enero 15, 2009

"Libertad"


Su brazo izquierdo estaba casi tan dormido como su mente en ese momento. Había apoyado su cabeza en él esperando que lo ayudara a soportar la aburrida y larga clase. Pero como siempre esto había sido en vano y había vuelto a “revisar sus párpados desde adentro” como decía el gordo.

Cuando por fin logró abrir los ojos definitivamente la clase había terminado hacía unos segundos y todo el mundo guardaba sus cosas para salir de ahí lo antes posible (al menos eso era lo que él haría).

Odiaba la rutina. Se había prometido a si mismo nunca caer en una y aquí estaba, después de 4 años en la Universidad se daba cuenta de que hace ya mucho que se había roto aquella promesa.

Pero que podía hacer?

Por más que lo intentaba no podía dejarla. Había tratado faltando a clases, saliendo todas las noches a pasarlo bien, practicando uno que otro deporte, probando diferentes tipos de sustancias, unas mejores que otras, pero nada le daba esa sensación de “libertad” que en el fondo era lo que realmente buscaba.

La cacería nunca fue lo suyo. Odiaba ver como cruelmente asesinaban animales indefensos, o que simplemente protegían a sus pares, solo por un concepto errado de “diversión”.

Pero lo que ocurrió aquella noche fue diferente.
Su presa no defendía un territorio ni a sus pares, defendía su “derecho” a robarle a una persona sus pertenencias, algo que el no podía tolerar.

En el momento en que salió tras aquel conejo asustadizo, sintió como el alcohol en sus venas perdía su efecto adormecedor y la adrenalina ocupaba su lugar en forma fulminante.
Sentía una extraña fuerza en todas sus extremidades y sus ojos no perdían de vista aquel escurridizo objetivo, el cual parecía perder cada vez más ventaja.

Cuando por fin lo sintió al alcance de sus manos, sin siquiera pensarlo su brazo derecho se extendió, lo tomó por el cuello con tal fuerza que aquel indefenso animal se fue de bruces al cemento que cubría aquel bosque.

Sus manos no se contenían, tampoco sus pies.
No pudo evitarlo, no se detuvieron hasta estar cubiertas por aquella sustancia roja y viscosa que llenaba el interior de su presa, y hasta que esta dejó de moverse.
Y pedir piedad.

Lo que sintió en ese momento no era furia, rabia, enojo ni algún otro sentimiento desagradable, al contrario, fue lo que siempre buscó.

Libertad.

Fue ahí donde todo cambió, donde recuperó las ganas de seguir viviendo.
Manteniendo aquella fachada frente a su familia y amigos.

Y por las noches.
Acechando.
Siguiendo.
Corriendo tras su presa. Excitante!

Cuando por fin la alcanza. Su premio.
Acabar con ella usando solo sus manos. Aquella fuerza descomunal.
Luego escabullirse y desaparecer tal como apareció en un principio.

Libertad. Finalmente.