"Déjenme solo!"

Lágrimas.
Caen y caen una tras otra.
En el suelo.
En mi ropa.
Trato de secarlas con las mangas de mi chaleco.
Parece una fuente inagotable.

Frustración.
Miedo.
Odio.
Amargura.
Tristeza.
Rabia.

Es todo lo que siento en este momento.
Es todo en lo que puedo pensar.
Me duele.

Quiero quedarme solo.
Por favor.
No me hablen.
No me busquen.
No me toquen.

Todo el mundo te decepciona.
Todos sin excepción.

Piénsalo.
Piensa en la persona que más quieres.
Piensa en la mejor persona que conoces.
Piensa en la persona que más te quiere.
Todos ellos inclusive.

Piénsalo.

En el fondo lo sabes.
Incluso en una mínima cosa.
En algo insignificante para todo el mundo.
Excepto para tí.

Así es.
Hace 10 años.
Hace 10 minutos.
Todos quienes conoces te han decepcionado al menos una vez en tu vida.

No los culpo.
Asimismo yo he decepcionado a todo aquel que me conoce.
Al menos una vez.
Aunque haya sido en la cosa más mínima.

No somos quien para juzgar.
No somos quien para condenar.
Ni para castigar.

Sin embargo.
Tenemos un derecho.
El derecho a estar solos.
Y lo quiero.
Lo deseo tan profundamente.
Quiero estar en paz.

No quiero volver a poner caritas para nadie.
No quiero resolverle la vida a nadie.
No quiero escuchar a nadie.
No quiero que nadie me escuche.

Quiero alejarme de todo y de todos.
Correr libre y solitario en una pieza de 3 metros cuadrados.
Volar bajo mi cama.
Nadar en la pecera.

Quiero mi pequeño y eterno espacio.
No quiero a nadie cerca.
No quiero que me pregunten como estoy.
Escupiría en su cara.

Una explosión no siempre deja heridos.
Pero mata si estas cerca.
Si está dentro de ti?
Es peor aún.
Te consume.
Eres su oxígeno.
Pero no.
No te deja morir.
No hasta que te haya quitado todo lo bueno que tienes.
Y seas tu quien pida su propia muerte.